lunes, 7 de septiembre de 2009

RITMO


Hay que ver cómo cuesta coger, de nuevo, el ritmo. Te acostumbras a los paseos matinales por la playa, al café de las cuatro y media frente al mar, a disponer de parte de la madrugada para leer o escribir, y casi se te olvida que es tan solo un espejismo, un breve respiro que esta vida mal diseñada parece concedernos. Es esa sociedad del progreso la que nos ahoga y nos esclaviza; esa sociedad del bienestar que se ha olvidado de sus propios ciudadanos a favor de una producción y un beneficio material. Vivir se convierte en trabajar, y ahora que el trabajo escasea, muchas vidas están al borde del abismo.
El síndrome postvacacional, dicen los expertos, también tiene su propio tempo. Los días previos a la vuelta está uno ya que no pega ojo; suspira bajo la sombrilla mientras el tiempo se le filtra entre las manos y todo adquiere un regusto a antiguo, a ya pasado, que ni con la cerveza. Simple y llanamente, al menos para quien les habla, es pena y, tal vez, la soledad de las ciudades colapsadas por horarios y semáforos.
Nada más girar la llave y abrir la puerta llegan de golpe rostros, voces, luces y olas rotas en los tobillos. La casa está a oscuras, silenciosa, como un animal dormido que hubiese casi olvidado a su dueño. El horror de la maleta por deshacer, cuando fue bendición llenarla hace ya tanto, parece que en otra vida. El pasillo largo, sin nadie al fondo que te dé los buenos días; el sofá, excesivamente grande y vacío, como una nevera agonizante… Pena, lo que decía antes. Mientras vas colocando la ropa, barriendo lo justo el suelo y ordenando los cajones, se derraman la nostalgia y la melancolía. Y mira que luego son difíciles de quitar sus manchas.
Los que ya han cogido su ritmo son los del G-20, los verdaderos, no los del programa de Mejide en Telecinco. Ojalá estos ministros fueran como Lidia Lozano o Belén Esteban. Hay que verlos tan enchaquetados decidiendo entre risas quién pasa penurias con la hipoteca y vislumbrando, entre vino y canapé, el final del túnel de la crisis.
María Dolores de Cospedal también ha vuelto de vacaciones con más energías que nunca. Tantas, que no se va a ir de luna de miel en unos días como tenía pensado. La número dos del PP se nos ha casado en segundas nupcias. Hay cosas que no hay quien las entienda, porque esta señora, divorciada, casada nuevamente y con un hijo concebido en los laboratorios, representa a un partido que luego apoya a los obispos en sus manifestaciones en defensa de la familia cristiana. Vivir para ver.
La que no ha parado ni en verano ha sido Trinidad Jiménez, bien acompañada últimamente por el ministro Gabilondo. Ojalá que este consenso entre Comunidades Autónomas fuera el mismo para diseñar de una vez una ley educativa igual para todos los españoles, el deseado pacto por la Educación. Aún así, parece también un espejismo vacacional, porque ya hay CCAA que están adelantando comienzos de cursos, que están diseñando una política de incorporación de nuevas tecnologías en las aulas diferente a la de otras regiones, que van a cofinanciar los ordenadores, etc. Veremos a ver el ritmo que lleva la gripe A, por ahora lento, afortunadamente, en mortalidad y velocísimo en prevención y gasto. Me huele a mí que más de uno va a sacar una buena tajada de tanta mascarilla y jabón desinfectante.


José María García Linares (07/09/2009)

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hoy primer dia de vuelta al trabajo. Pleno sindrome postvacacional. Que alegria sentirse comprendida en los tiempos de crisis... (agradezcamos que volvemos que otros no pueden, dicen). Pero la cervecita y la sombrilla qué? También tendrán derecho a que las echemos de menos!

Juan G. Marrero dijo...

Esta maña por el pasillo de nuestro IES de Teguise te dije José María que me gustó mucho tu nuevo artículo “Ritmo”, pero derrocha MUCHA, MUCHA nostalgia...Me recuerda pasajes de mi vida, de hace tiempo, de hace meses, de ahora...De siempre...C´est la vie!!!

José Mari dijo...

Pues sí, la vuelta siempre es nostálgica. Sobre todo es el silencio que retumba en la oscuaridad del salón, nada más abrir la puerta, lo que me ensordece y me devuelve a la realidad. En fin, como tú dices, Juan, es la vida, aunque en un francés mucho más exquisito que mi melancolía.

Modesto González dijo...

Hay que recordar que la ley y la vergüenza están hechas para los pobres. Lo digo por Cospedal. Lo importante es someter y legislar, pero fuera de casa. Si no, miren a la odiosa Sarah Palin, amante de los animales y la naturaleza, y su hija de diecisiete años embarazada y sin casarse. Y del ritmo decir, Jose Mari, que tener tantas vacaciones crea una adicción que incluso, cuesta mucho volver a coger el ritmo dos meses después.
Mis vacaciones son: quince y quince; ni mucho ni poco. Aunque no es lo mismo la empresa privada, que nunca cierra, a los colegios. Ahí, si lo entiendo. Fantástico, de nuevo, tu artículo. ¿Qué tal se nos porta nuestro Onfray particular por la isla de Lanzarote? jejeje.