lunes, 19 de septiembre de 2011

LA PRIMA DE CRISTIANO


Ahora resulta que es Angela Merkel, según los medios, la que va a salvar a Europa o a condenarla económicamente. Tan tiesa. Tan seria. Por fin sabemos todos quién era esa famosa prima de riesgo de la que todo el mundo ha estado hablando este verano. Prima hermana, diría yo. La expresión ‘esto lo va a salvar tu prima’ adquiere, de repente todo el sentido. Digo, con la Merkel… Si su madre, nuestra tía, levantara la cabeza. ¿Nos salvará sólo a los pobres o también a los ricos? Mejor preguntárselo a Elena Salgado, la típica nuera estirada que se ha quedado con la cuenta bancaria de nuestro niño para gastárselo todo en permanentes. Entre ella y Rubalcaba tienen a los ricachones bebiendo Chivas de doce años para ver si se les pasa el mal rato del impuesto sobre el patrimonio. Están indignados. Dicen las malas lenguas que van  acampar en Puerto Banús y Sotogrande al grito de ‘Este impuesto es muy molesto’. Todos beberán Moet Chandon en las asambleas, para que no haya resquemores de clase, y usarán el perfume de Hacendado para crear ambientillo sin ofender en la tienda Armani, que ha cedido sus instalaciones en defensa de la democracia.

Seguro que Ronaldo está también incómodo con este tema. Él, que es guapo, rico y muy bueno jugando al fútbol, según sus propias palabras. Está la prensa alterada con estas declaraciones, como si no fuesen los mismos medios los culpables de haber alzado a la gloria  a personas que lo único que hacen es practicar un deporte. Al menos en España, el modelo que se transmite a través de la televisión, la prensa o la radio es el de estos nuevos gladiadores que sí, que son muy guapos,  que anuncian calzoncillos de Calvin Klane y que reciben coches y relojes carísimos por obra y gracia de unas piernas musculosas. La prensa pretende en su ignorancia que sea, por ejemplo, el fútbol el que trasmita los valores de la lealtad, la solidaridad, el compañerismo, etc. Cada dos por tres nos venden este deporte como símbolo de paz y de amistad, cuando no es más que un juego. Mientras numerosos colectivos de profesionales sufren para llegar a fin de mes, investigan, innovan, trabajan por los demás, estos grandes futbolistas se embolsan entre tres y doce millones de euros. A eso, al parecer, se le llama en España solidaridad y transmisión de valores. Los medios y las instituciones se empecinan en mostrárselos  a nuestros hijos como héroes y modelos a quienes seguir, como si la vida fuese sólo deporte, diversión, adrenalina. Exactamente igual que lo que ocurría en el circo romano. Y un gladiador es siempre un gladiador, no una monja. Por eso no habría que rasgarse las vestiduras con Cristiano. No es mentira lo que dice. Es vanidoso, inculto, millonario y muy bueno, sí señor. ¿Se sale del buenismo ése hipócrita y principeasturiano del deporte rey vestido de rojo? Sí, pero el siete madridista no tiene la culpa de que los españoles prefieran a los niños guapos en vez de a la gente anónima que investiga  la cura del alzheimer, los nuevos tratamientos menos invasivos para el cáncer, las fuentes de energía no contaminantes, o a quienes llevan  al tercer mundo técnicas de sembrado, infraestructura sanitaria y educativa, etc.

En fin, todo es una bola, que diría mi madre. Ignorancia, cultura de la imagen, cultura del éxito, dinero fácil y rápido… Demasiado para un domingo por la tarde.

José María García Linares (19/09/2011)