lunes, 21 de febrero de 2011

Q


Un alarido vuelve a recorrer España: “Boyerrrrrrrrr, que te pego, leche”. Cuánto tiempo hacía que no veía a José María Ruiz Mateos, y casi no lo reconozco en una entrevista que dio en televisión, de la cantidad de Botox que se ha inyectado en la cara o de las mascarillas de flan dhul que debe aplicarse en el rostro antes de ir a dormir, caramelo incluido. A ver de qué se nos disfraza en esta ocasión. La historia se repite, parece. A mí me daba grima el anuncio de Nueva Rumasa y su nueva planta en Jaén, de lo casposo y lo mal interpretado. Pero en fin, cada uno hace con su dinero lo que quiere, como les pasó a los de los sellos. Eso de duros a cuatro pesetas es muy sospechoso.

Si don José María hubiera implantado el sistema de Calidad que tenemos en nuestro centro educativo, nada de esto le hubiera ocurrido. Oj, a mí me tiemblan hasta las piernas cuando oigo hablar de la Calidad en la enseñanza. Me sube la bilirrubina, como decía el cantante. Adoro rellenar papeles, cumplimentar formatos, adherirme a procesos, pasar auditorías, porque me siento muy seguro. Es una sensación de felicidad mayor que la que provoca Ausonia, que vale para todo y te hace sentir la mejor mujer del mundo. Me quedé un poco mosca cuando le dije a mi auditor el otro día si iba a pasarse por las clases y a comprobar lo que saben (no saben) los alumnos. Me miró con cara de auditor, claro, la que tiene, y me dijo que no, que tenía demasiados indicadores que revisar antes que eso. También le contesté, a la pregunta de en qué veía repercutir la Calidad en mi trabajo, que desde mi punto de vista no servía para nada, salvo para rellenar papeles. Su mirada volvió a ser la de un auditor, evidentemente, pero apuesto a que estaba algo molesto (la palabra es jodido) porque noté cierto temblor en su labio superior. ¿Tú has visto, lector sufrido, el anuncio de McDonald’s y su Q de calidad? ¿A que te da un no sé qué muy parecido a la sorna? Guasa, incluso. Pues lo mismo. También el señor Inspector, o señora, que luego nos acusan estos prendas de no educar en la igualdad, también él/ella me pidió un informe el otro día en donde debíamos explicar por qué hemos suspendido a tantos alumnos en 4.º de ESO. Llevan un tiempo solicitando este papeleo como forma, igualmente, de amedrentamiento. Qué cansinos son. Le tiran a uno de la lengua y luego no les gusta lo que se les dice. Mira como no piden informes sobre la reducción de medidas de atención a la diversidad, sobre la pauperización de las infraestructuras, o sobre la reducción del profesorado sustituto, o sobre el plan de sustituciones cortas, o sobre la masificación, etc. Claro, si el sistema al que representa garantizara que un alumno supiera escribir y leer con 16 años, prácticamente el número de suspensos descendería. Pero esto les da igual. Seguimos con las promociones automáticas, titulan alumnos en 4.º con asignaturas pendientes, en Primaria solo se repite una vez, los alumnos promocionan de 6.º a 1.º de ESO con los ciclos abiertos, etc. Como no llegamos a la cifra de fracaso escolar que estipula la UE hay que buscar soluciones rápidas como la que te he contado. A mí que me lo pongan por escrito y doy sobresaliente general a todo el mundo, porque estoy harto ya de tanto mamoneo. A estos también les vamos a dar un Q, como la de las hamburguesas. ¿Le gustarán a Boyer? El pobre. La Preysler no le dejará comer nada de grasa.

José María García Linares (21/02/2011)