miércoles, 9 de diciembre de 2009

"¿Y TÚ DE QUIÉN ERES?"



Ya está por aquí la mutación de la gripe A. Mucho hemos tardado en importarla de Francia. Nosotros, a diferencia de lo que hacían los franceses con nuestros tomates y fresas, no volcamos nada sino que recibimos con las manos abiertas cualquier soplo de aire nuevo europeo, aunque esté contaminado. Era de esperar, por supuesto. Después de la inversión que el Gobierno ha hecho con las vacunas, habrá que sacarles rendimiento de alguna manera (un poquito más de susto), dada la pasividad actual de la población. Menudo verano de miedo y sobreinformación que nos han dado y menuda respuesta la de España a sus autoridades sanitarias. Qué poca credibilidad tienen nuestros políticos que hasta el video de una monja parece más fiable que lo que dice la ministra Jiménez. No se vacuna ni el personal sanitario. Nos contagiaremos y nos moriremos, no digo que no, pero al menos habrá quedado clara la ruptura entre gobernantes y gobernados, cada vez más profunda.En este afán por importar, nos hemos traído a Haminatu Haidar, la activista saharaui que lleva en huelga de hambre desde hace más de dos semanas en el aeropuerto de Lanzarote. Le quitaron el pasaporte marroquí, la metieron en un avión y la soltaron en la isla canaria así, como el que no quiere la cosa. Que si se va, que si se queda, que si le dan la nacionalidad española, que si tiene que pedir perdón al rey marroquí… No sé que pacto oculto hay entre España y Marruecos, pero lo que parece evidente es que nuestro país vecino nos tiene bien cogidos por las pelotas hasta tal punto que el gobierno español se ha vuelto la marioneta de una Rabat cada vez más caprichosa. Lo de Haidar, a pesar del impacto internacional, no es más que para los españoles la penúltima anécdota tras la pataleta marroquí después de la visita de los reyes de España a las ciudades de Ceuta y Melilla. La última, la exclusión de estas dos ciudades de reuniones o conversaciones que se desarrollen dentro del marco de la Unión Europea. Y es el propio gobierno ZP el que, motu proprio, ha decidido dejarlas fuera para no herir sensibilidades.Es extraño caminar por una ciudad en donde a cada paso te encuentras con un símbolo español y que, sin embargo, día tras día parece más alejada del país que le dio su bandera. A un lado de la valla nos reclaman, al otro nos olvidan, desaire tras desaire, y mientras sobrevivimos entre espumas de olvidos y distancias que han calado los huesos de varias generaciones. "¿Y tú de quién eres? De Manolita", decían los No me pises que llevo chanclas en una de sus canciones. Nosotros, parece, no somos ni de unos ni de otros. No somos de nadie o tal vez seamos solo de nosotros mismos, razón por la que hemos conseguido aprender a convivir en paz alejados de discusiones maniqueas y de palabras hirientes."Ni contigo ni sin ti/ tienen mis males remedio. / Contigo porque me matas, / sin ti porque me muero" dice la copla. Lo que ocurre es que aquí no sabemos de quienes son los males, quién es 'contigo' ni quién es 'yo', porque lo nuestro es ya desde hace muchísimo tiempo una mezcla de identidades, de horizontes, de sabores y miradas que no permiten hablar de una sola identidad.Como hoy va la cosa de canciones, seguro que les suena eso de que "dicen que la distancia es el olvido", aunque, todo hay que decirlo, los pobrecitos se acuerdan de nosotros cada cuatro años. Vienen rodeados de guardaespaldas, gaviotas, capullos y palabrería demagógica y los recibimos con banderitas y aplausos, como si se tratara de la última oportunidad de la memoria, de un último suspiro de belleza antes de volver a caer en la suerte marchita de una flor que no recibe la más mínima gota de cariño...Ladrones de sueños. Chaperos de la esperanza. Coged el dinero, limpiaos con la bandera y no hagáis ruido al salir, que vais a despertar a los vecinos.


José María García Linares (07/12/2009)