jueves, 9 de diciembre de 2010

GRAN WIKI


Quién le iba a decir a Mercedes Milá hace diez años que aquella frase de “la vida en directo” iba a ser premonitoria hasta el exceso. Había precedentes, claro, con la novela de Orwell, 1984, y su Gran Ojo controlándolo todo, y el film El Show de Truman, en donde la vida de un hombre se retransmitía, sin él saberlo, desde su nacimiento en un programa de televisión. Todos los que lo rodeaban eran actores y todo lo que lo rodeaba era un enorme plató de televisión. Una mezcla, en ambos casos, de engaño y transparencia.
Que estamos vigilados es obvio. Obvio es también que cuando hablamos por un móvil o mandamos un e-mail, alguien está pendiente, y no precisamente el destinatario escogido por nosotros. Igualmente, es evidente que desde que tenemos un DNI estamos registrados y que eso de vivir en libertad es uno de los grandes mitos de la modernidad. Hay cámaras por todos sitios, en las calles, en los institutos, en los centros comerciales. Nuestros ordenadores, por poner otro ejemplo, son diariamente asaltados por programas casi imperceptibles que transfieren información privada.
Así que si ahora les ha tocado a los gobiernos aguantar las intromisiones, sólo nos queda disfrutarlo. Wikileaks se ha convertido en el Gran Hermano de la política y además haciendo gala de los valores democráticos tan ensalzados. Sin castings, para todos igual. Cualquier mandatario tiene una cama en esta nueva casa de Guadalix de la Tierra. Julian Assange, mucho mejor vestido que la Milá, todo hay que decirlo, ha llegado hasta nuestros hogares con este experimento sociológico tan denostado en otros tiempos pero que ha acabado por evidenciar lo que ya se sospechaba y se intuía, es decir, que vivimos en un estado en donde la mentira se denomina transparencia. El espectáculo está garantizado, y así hemos podido ver insultos entre lo concursantes, edredoning entre embajadores y jueces, sexo entre el gobierno español y el norteamericano, pruebas semanales como “persigue a Garzón” o “esconde a José Couso”, etc.
Y todo, además, nos lo van enseñando poco a poco, para crear tensión. Hay que estar incluso pendientes de la publicidad por si acaso nos desvelaran entre noticia y noticia algún otro dato. Apasionante. Las expulsiones están, además, a la vuelta de la esquina. Una vez nominados tantos políticos, alguien tendrá que salir de la casa para que Mercedes Assange le haga la entrevista… Con un panorama como éste la ciudadanía debería tomar medidas “a lo controlador”, es decir, salvajes. Me estoy acordando de Saramago y su Ensayo sobre la lucidez, premonitoria también como la novela de Orwell, en la que, de repente, el día de las votaciones todos los ciudadanos, sin ponerse de acuerdo, votan en blanco (no a Blanco). Qué bien sonaría eso de “la audiencia ha decidido…que deben abandonar la casa… todo quisqui”. Qué pandilla de sinvergüenzas.
Nos toman el pelo, nos engañan, nos tratan como a estúpidos, incluso no secuestran, como en estos primero días del puente de Lo Inconstitucional, o de Lo Maculado, de la cantidad de mierda derramada por los aeropuertos. Estamos desprotegidos, desarmados y, ahora sin lugar a dudas, engañados. No le queda a uno más que aguantar lo que le caiga, porque y no se puede hacer otra cosa. Qué tiempos vivimos. Si hasta el del anuncio de El Almendro se ha quedado tirado en Barajas. Te puedes plantear incluso que estos tipos y tipas estén trabajando de tapado para RENFE. Desde luego que si yo viviera en la Península, no cogía un avión ni aunque me regalaran el billete y el sándwich de lechuga pocha y queso duro.


José María García Linares (06/12/2010)