lunes, 31 de mayo de 2010

TELEVISIÓN


La del sábado por la noche fue una de las ediciones de Eurovisión más aceptables, en lo musical, de los últimos años. No hubo actores ni esperpentos ni payasos, y eso para los fanes de este festival es de agradecer. Buenas voces, buena puesta en escena y hasta espontáneos en la actuación española. No podíamos ir nosotros a Noruega sino con “Algo pequeñito”, que no estamos para tirar la casa por la ventana con la que nos está cayendo. “Cada vez menos”, debimos titular nuestra canción. Ganó Alemania, como no podía ser de otra manera. Todos los participantes dándole los doce points por si tienen los alemanes que salvar algún otro país como han hecho con Grecia. Habría que ver la cara de la Merkel. “Sí, sí, dadme a mí los puntos que luego los millones los tengo que dar yo, pedazos de ca…”. Islandia llevaba una de las mejores canciones, muy veraniega, muy festivalera, como dicen los entendidos, pero bastante faena nos han hecho éstos con el volcán innombrable como para, encima de todo, darles un premio. De eso nada. Si acaso Dinamarca, que ofreció una canción tipo Abba muy pegadiza y fresquita, y ni por ésas. Cómo estará la cosa que ni el numerito multicultural de los franceses tuvo éxito. Tenían que haber mandado a la primera dama Bruni, que canta igual de mal pero al menos luce en el escenario. En fin. El verdadero ganador fue Uribarri (salivaba cada vez que conectaban con algún bombón europeo), que no falló ni una en sus predicciones. Quedó claro que estaba todo el pescado vendido desde el principio, y ésta es otra de las tradiciones eurovisivas, así que no hay que quejarse.
La tele es la tele, como el fútbol, empeñada en llenarnos la vida de alegrías y tristezas. Y así nos hemos quedado muchos, contentos y tristes, tras el final de Perdidos. Confieso que no me levanté para verlo. No me hubiera dado tiempo. Trabajo, a pesar de ser funcionario. Así que me lo descargué por la tarde de otra página web distinta a la de la cadena de televisión que lo emitió aquí. Lo de Cuatro fue un desastre. Los subtítulos no coincidían con el diálogo en inglés y en España quedaron unos siete minutos sin ser emitidos, lo cual deja dos evidencias encima de la mesa. La primera, que el recorte de Zapatero afectó hasta a Perdidos, y nos quitó, también en esto (no nos falles, no nos falles y mira), un 5 % del episodio, y en segundo lugar, la enseñanza del Inglés en España es lamentable. Mientras el mundo entero veía el capítulo en su lengua original y simultáneamente, nosotros tuvimos que retrasarlo media para que diera tiempo a ir subtitulándolo.
Hay que ver. Toda la vida rellenando huecos con los dichosos verbos modales, los acabados en –ing (no tienen nada que ver con el banco), los que llevan ‘to’, los irregulares, etc., para que luego no pueda uno ni ver el final de Lost en condiciones. Qué ridículo. Menos mal que hay gente caritativa que dedica su tiempo libre a traducir todas las series que hay en Internet, y así podemos estar los españoles al día con el remake de V, Flasforward, Caprica o Anatomía de Grey, porque si no tendríamos que conformarnos con Física o Química (ay, por Dios) o Gavilanes (no digo nada, no digo nada). ¿Se enseñará en España algún día a hablar otro idioma y no a traducirlo y a pasarlo a voz pasiva? Tengo mis dudas.
Total, que parece ser que todos los pasajeros del 815 de Oceanic podrían estar muertos. Una especie de sueño de Resines, para aclararnos en español. Bueno, al menos Sawyer se reencuentra con Juliet, así que podemos confirmar que, efectivamente, los ángeles sí tienen sexo (uf, qué alivio). La cosa cambia considerablemente, ¿verdad?
José María García Linares (31/05/2010)