lunes, 30 de noviembre de 2009

OBJETIVO INALCANZABLE


No era necesario ser demasiado avispado para intuir que España no lograría alcanzar los objetivos que en materia de educación había marcado la Unión Europea para 2010. Según el diario Público (25/11/2009) ninguno de los cinco propósitos establecidos en su día para los países integrantes ha conseguido materializarse dentro del Estado español. La tasa de abandono escolar no sólo no se ha reducido por debajo del 10%, sino que ha aumentado drásticamente hasta llegar al 39,1%. Tampoco disminuye el porcentaje de alumnado con problemas de comprensión lectora (seguimos por encima de la media europea) y continuamos estando muy lejos de ese 85% de jóvenes que debería completar la educación secundaria obligatoria. Suspendemos, igualmente, en el aumento de diplomados en matemáticas, ciencias y tecnología, de la misma manera que la formación continua de los adultos sigue estancada y sus porcentajes vuelven a dejar bastante que desear.
El debate, si es que pudiéramos llamarlo así, dentro de nuestras fronteras sigue su particular desarrollo descafeinado. Religión, laicidad, ordenadores, obligatoriedad hasta los 18 o las pataletas de las familias que no quieren que se sancionen los comportamientos de sus vástagos. Asuntos todos que contribuyen a desviar la mirada y a centrar el discurso en detalles, anécdotas, pareceres que pueden tener su espacio dentro de la discusión pero que, desde luego, deben ser abordados en segundo término. Ni siquiera ese supuesto pacto que el ministro Gabilondo ha propuesto en materia educativa parece hacerse cargo de la problemática actual, problemática educativa, claro, porque evidentemente obligar a los jóvenes a estar hasta los 18 años sí que evitaría otras, como por ejemplo el aumento del paro. Qué olorcillo desprendo todo esto.
Llevo buena parte de la tarde corrigiendo. En cuanto acabe abriré una tableta de chocolate con almendras para endulzarme este desasosiego. Los resultados han sido muy malos, a pesar de estar estudiando el género y el número de los sustantivos y los géneros literarios…Lo cierto es que el tema es lo de menos. Igual daría hablar de física cuántica. El problema es mucho más profundo. Estudiar siempre ha sido difícil y duro, pero hace años todavía se creía en que progresar era alcanzar la excelencia a través del conocimiento. Hoy, hacerlo no garantiza ni un futuro profesional ni una solvencia económica.
¿Seré yo? ¿Es nuestro el problema? Muchos somos los que continuamente nos cuestionamos nuestra propia labor, buscamos nuevas vías para llegar a los estudiantes, invertimos grandes cantidades de energía física y emocional en nuestras clases… Tan sólo unos pocos alumnos parecen aprovecharlas, los que quieren estar allí y continuar sus estudios. Somos 37 en un mismo grupo, hacinados entre cuatro paredes, con las ventanas atrancadas para que no escape nadie, sin cortinas, sin pantalla, sin cañón, sin ordenador, sin poder recibir una atención individualizada… ¿Cómo no se van a marchar? Si estoy por abandonar hasta yo.


José María García Linares (30/11/2009)