lunes, 12 de diciembre de 2011

COLLEJAS Y NOMBRES

"Mamá, Miguelito no me ajunta (no majunta, para ser más exactos)”. Ay, la de veces que habrán oído nuestras madres quejas de esta guisa cuando iban a recogernos al colegio. Llenos de mocos y churretes, y bien agarrados para que el hombre del saco no nos llevara en una de ésas, íbamos aturdiéndolas y poniéndoles la cabeza como un bombo después de una plácida tarde, para ellas, de punto y Falcon Crest (no seas retorcido, lector, que en mis tiempos todavía eran pocas las madres que trabajaban, también, fuera del hogar). Miguelito era, además, el típico líder que conseguía que todos hiciésemos lo que él decía, así que era prioritario ser su amiguito. Así nadie te quitaría el regaliz de fresa o los Peta Zetas. En fin, ya sabemos que un parvulario es como una reunión de la Unión Europea. Todos los pequeños chapurrean sin acabar de entenderse entre ellos, hoy besan a uno y mañana lo empujan en el patio, como buenos interesados, el más listo le quita las Oreo al más bobo y al final un número no pequeño acaba haciéndose pis encima cuando les regaña la señorita.
A nuestro Mariano, por ahora, tampoco lo ajuntan en Bruselas. No ha empezado todavía su particular curso escolar y ya le han soltado la primera colleja. Cómo somos los españoles, ¿verdad? Nos creemos que todos los demás tienen la misma facilidad que nosotros para el olvido. Por ahora nadie en Europa ha olvidado nuestra situación financiera actual. Hay que ser muy español y tenerlos excesivamente cuadrados para pedir, con la que nos está cayendo, derecho de bloqueo en el nuevo mecanismo de estabilidad de la UE. Me está entrando la risa floja. ¿Se lo imaginan, todo serio, enchaquetado, con esa pronunciación tan seductora y particular, dirigiéndose a la Merkel y diciéndole “Señor Rodríguez Zapatero, quiero que España tenga derecho a bloqueo…?” “Oiga, señor Rajua (porque confundirá el oy de Rajoy con el oi francés) Zapatero lo será su madre”, le habrá contestado doña Angela. A los del PP les encanta no sólo el poder sino el hacer ostentación del mismo. Rajoy está loco por sentarse al lado de la nibelunga y por comerse unas salchichas con tomate junto a ella y con Sarkozy, también, a su lado. Qué tiempos aquellos en los que éramos vanguardia de la política internacional junto con Blair y Bush. Nuestro purito, nuestros pies encima de la mesa, nuestras armas de destrucción masiva, nuestro bigote. Ese es el sitio de España, a la cabeza del nuevo Imperio. Ay, lo alemán y lo español otra vez unidos, como en los tiempos de Carlos V.
Qué ridículo. Hasta para fusionar los nombres tenemos problemas vergonzantes. La hidra alemana y el marido de la primera dama Carla Bruni se han convertido en Merkozy, que parece el enemigo más siniestro y poderoso de Mazinger Z. Nosotros hemos acudido a esa reunión fusionados en Zapatoy o Rajatero, no sé cuál es peor. El primero suena a pueblo abandonado, de donde tuvo que marcharse la gente joven por falta de trabajo y expectativas. Rajatero, por su parte, es nombre de toro atravesado. No sabemos de qué ganadería, porque aquí ya nadie gana nada, ni si es el logotipo de alguna bodega recién abierta. Tenemos claro, no obstante, que da cornadas irracionales a derecha y a izquierda y que tiene un magnífico lomo para que los mercados le pongan sus banderillas. Lo de los nombres es todo un mundo… Qué interesante. Voy a seguir probando: Rubalcón, Chacaba, Rubalkarma…

 José María García Linares (12/12/2011)