lunes, 4 de enero de 2010

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA


Qué pereza. Qué largo se hace el año visto desde enero. Un año más mayores, tres kilos más gordos, según el Telediario, y con la factura de la luz cada vez más alta. Parece mentira. A diez años estamos del efecto dos mil. Eso sí que iba a ser el fin del mundo, y no 2012 (la película, no las olimpiadas de Gallardón, aunque podían haberlo sido igualmente).
Lo de año nuevo, vida nueva me repatea, pero como tópico funciona. Los propósitos siguen siendo los mismos, algunos por cortesía del propio Gobierno, como dejar de fumar. En poco tiempo nos obligarán por ley a hacer un coleccionable de esos de quiosco. Memoria histórica en veinte entregas, en busca del Lorca perdido o viste a tu ministra favorita.
Año nuevo, cara nueva, pero la misma mala educación de siempre. Por muchas uvas y cirugías estéticas, la Esteban es la Esteban. Es verdad que disfrazada de Igartiburu casi nos la cuela, pero bastó con oírla hablar para volver a poner los pies en el suelo. Nosotros vimos las campanadas por Telecinco, que es el modelo educativo de nuestro país. Griterío, incultura, demagogia y cachondeo. “Sálvame” es un aula de la ESO, pero con pasteles que les traen de los pueblos. Dicen que ganó la Primera, con Anne y Bandera, pero no me lo acabo de creer. Esto es como lo de los documentales de la Dos, que los ve todo el mundo pero no los ve nadie. A lo mejor ahora, sin publicidad, llegan a tener aún más audiencia, no lo sé.
Lo de vida nueva no lo han entendido los Alcántara. Qué hartura. Están hasta en la sopa. Cómo no iba a separarse Imanol Arias de su mujer si está todo el día en la cama con Merche. Qué he hecho yo para merecer esto, parecía pensar María Galiana en el especial de Nochevieja. Y qué me dicen del niño. En mi centro hay padres más implicados con la educación de Carlitos que con la de sus propios hijos, que no hay quien los aguante y, mire usted, no sabemos qué más hacer. Da gusto verlo crecer tan sano. Cierto es que el joven necesita ortodoncia (aparatos en los dientes, que decíamos en mis tiempos), pero supongo que durante la Transición había que joderse, que todos tenían que poner de su parte y dejar de lado los complejos.
No sabe la Trini todavía la que ha liado con la prohibición de fumar en lugares públicos con el año nuevo, sobre todo cuando el Gobierno ha vuelto a permitir, también por ley, la venta de tabaco en los quioscos. Esto no hay quien lo entienda. ¿Por qué no cierran las tabacaleras y dejan en paz a los dueños de los bares y restaurantes? No se puede prohibir por un lado y abrir la mano para cobrar por otro. Les hicieron invertir a los empresarios millones en reformas hace cuatro años y ahora no les quieren devolver un duro. Podían pensar un poco las leyes antes de aprobarlas, digo yo. Estoy hasta las trancas de tanta improvisación socialista, y eso que no puedo con Rajoy, que parece que está comiendo fideos cada vez que habla.
Total, que habrá que pedirles a los Reyes Magos un poquito de serenidad, coherencia y madurez para el año entrante. Bueno, quien dice Rey Mago dice Reina Maga, que acecha Bibiana Aído (yo prefiero a Bibiana Fernández, mucho más divertida y culta). A ver si me van a acusar de machisto y sexisto con lo concienciado que estoy yo en estos menesteres. Ahora, no pega ni con cola eso de Melchora, Gaspara y Baltasara. Parece un pretérito perfecto de subjuntivo, de esos que ya no se conjugan en las clases de Lengua porque no sirven para nada y no están en Power Point ni en Youtube. Yo les he pedido muchas cosas, como siempre, pero a los de verdad, no a estas tres. Es lo que más me gusta de este mes de enero tan cuesta arriba, el de las tres erres de reyes, rebajas y recuperaciones. No sé si me dejarán algo de carbón por la de culebras que estoy echando hoy en esta columna. La vomitona de los excesos. Voy a ver si mi padre me endiña un primperán y se me sientan las madres.


José María García Linares (04/01/2010)