lunes, 22 de marzo de 2010

MARCAS BLANCAS


Qué envidia. Media España de puente y uno aquí, entre calimas, tosiendo y trabajando. La llegada de la primavera y la salida de millones de personas de las grandes urbes ocupan las portadas de los telediarios. Todo quisqui a Benidorm, como Dios manda. Menos mal que a mí el Levante no acaba de convencerme. Esas aguas calentuchas y llenas de algas no me refrescan, sino que me soliviantan. Así que aquí estoy, en mi casa, con esa cara que otros mucho millones tenemos estos días de “yo también quiero ir de vacaciones” o “qué he hecho yo para vivir aquí”. En fin, miserias humanas. Los españoles somos muy envidiosos. Yo, incluso, mucho más en estos menesteres.
Estos puentes tienen que ser para todos, eso sería hacer política económica seria. Todo el mundo a descansar, que tan importante es el descanso como la actividad, o al menos eso decía el monitor de mi gimnasio (por eso fui un par de días nada más, por su poder de convicción). Tanta Autonomía y tanto regionalismo. Hemos de copiar urgentemente el modelo de Trinidad Jiménez en asuntos sanitarios. Cómo no iba a ocurrir que entre Comunidad para arriba y Comunidad para abajo, se perdieran millones de euros en medicamentos, materiales sanitarios, etc. Igualito que con los puentes. Vamos a unificar, ha dicho la ministra, y ahora será el Estado el que se encargue de la compra y distribución de los productos hospitalarios.
Que lo haya hecho por dinero no desmerece la medida, por supuesto. Hombre, señor mío, hubiera quedado mejor si la razón hubiese sido la de que todos los pacientes son iguales y quienes los tratan, también, porque depende de donde vivas, tienes unos servicios o tienes otros y el sistema sanitario público debe ser, teóricamente, el mismo para todos. Y lo ha hecho por dinero, decía, porque el despilfarro autonómico es insostenible. ¿Solución? Marca blanca en los hospitales. Esto va a ser como un Supersol o un Mercadona. Genérico al canto, que es más barato e igual de rico, dicen algunos. Otros, evidentemente, avisan del riesgo. La diferencia entre una marca y su genérico es que todos los componentes del medicamento no son iguales. Hay notables diferencias, como las anchoas de Hipercort y las de Día. ¿Sentarán igual? ¿Tendrán efectos distintos? ¿Producirán alergias en algunos pacientes? Es curioso comprobar que en tiempos de vacas flacas siempre se recortan gastos en Sanidad y Educación.
La finalidad de un sistema público (que nuestros impuestos nos cuestan) es la de dar lo mejor a todos los ciudadanos que lo necesiten, no lo mediocre o lo malo, como ocurre en la enseñanza. Así se potencia la opción de lo privado, para todos aquellos que puedan permitírselo. Y entre recorte y recorte, los políticos siguen ganando lo mismo, siguen teniendo sus coches oficiales, sus dietas y sus sueldos vitalicios, y los grandes bancos continúan desviando los fondos públicos que inyectó el Gobierno para salvarlos en los planes de pensiones de sus directivos. Y encima a mí me han dejado sin puente.
José María García Linares (22/03/2010)