lunes, 15 de marzo de 2010

"DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MÍ"


No hay nada más desagradable que escuchar a Martínez Camino un lunes a las siete de la mañana. A los seguidores de la COPE hay que levantarles un monumento, definitivamente. En mi casa estaba puesta la SER, pero ya se sabe que Dios, o al menos su funcionarios, llegan a todas partes. Demasiados siglos estudiando omnipresencia en las facultades del irracionalismo como para que se les escape esto de las tecnologías de la comunicación.
Cuando este señor habla, algo está irremediablemente a punto de ocurrir. Lo siento por los fieles seguidores de la Conferencia Episcopal, pero cada vez que sale a la palestra nos pone en bandeja a los pecadores, a los que estamos ya ardiendo en el infierno (aquí se está de xxx madre), el chiste y la contrarréplica ácida y mordiente. El portavoz de los cielos y el defensor de los oprimidos (cada día más parecido a Batman, pero en casposo) presenta la campaña en defensa de la vida de los no nacidos. Esta vez, en vez del lince, es un bebé sostenido en una mano, como metáfora de la protección y el sostenimiento de los más necesitados.
Y claro, esto en una semana en la que no paran de salir a los medios casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes de toda Europa (Alemania, Irlanda, Dinamarca…), clama al cielo, dicho sea de paso. Corrupción de niños, por ejemplo, en Múnich de las que el ahora papa Ratzinger estaba informado cuando era obispo de la ciudad y no condenó en su momento. Hoy pide transparencia…
La humildad es virtud humana imprescindible. Nos enseña a aprender de nuestros errores, a no exigir a los otros lo que nosotros mismos no somos capaces de realizar al cien por cien. Erigirse en la institución prepotente que posee el monopolio de la defensa de la vida vuelve a ser un error imperdonable de la Iglesia Católica, que lleva a la espalda, aunque sus ministros escondan el bulto, el peso de millones de muertos a lo largo de la historia. Persecuciones, cruzadas, hogueras hace ya mucho y apoyo al fascismo o al nazismo a la vuelta de la esquina. Sólo ver el cartel del recién nacido sostenido en una mano da escalofríos. No habría que generalizar, por supuesto. Honrados hay en todos sitios. Pero cuando se habla desde el totalitarismo, desde la universalidad y la sabiduría única, se reciben respuestas igualmente universales.
Se les debería caer la cara de vergüenza a todos estos que están diariamente juzgando a sus fieles y no tan fieles. No juzguéis y no seréis juzgados. Y no interpretéis tan literalmente las Escrituras: “Dejad que los niños se acerquen a mí” no equivale a propasarse con ellos, a obligarlos a practicar sexo oral, como reconoce el Vaticano en algunos casos que han salido en la prensa alemana. Si Jesús levantara la cabeza.
Desde Roma prometen investigación, esclarecimiento, compensación a las víctimas y mano dura. Estaría bien que, por primera vez en toda esta barbarie, fuera la mano la única parte del cuerpo endurecida.
José María García Linares (15/03/2010)

1 comentario:

Maru dijo...

Es vergonzoso que se aprovechen de los más indefensos.