domingo, 21 de febrero de 2010

CARNAVAL

Cómo está Santa Cruz. Es digno de ver, de escuchar, de sentir y de bailar. Huele a algodón de azúcar por todos sitios. La gente va disfrazada a cualquier hora. Hacen sus compras con la peluca puesta, dan su paseo matinal ataviados de vaqueros y los cochecitos de los bebés parecen carros mágicos llenos de sueños. Todo colorín, todo alegría. Mientras bajábamos del aeropuerto de La Laguna, se iba acercando hasta nosotros una noria majestuosa que parecía darnos la bienvenida a la luz y a la serpentina.
El carnaval se ha colado por todos los resquicios de la vida. Incluso Tuenti, la red social, está disfrazada de confetis. Estaba viendo las fotos de unos amigos y acabé dando una vuelta por otras tantas de personas que no conozco en absoluto. Qué ligereza la de la gente. Puede uno mirar tranquilamente lo que quiera, incluso tomar números de teléfono y direcciones de manera gratuita, sin que pase nada.
Me sorprenden las poses con las que aparecen los más jóvenes en estos entornos informáticos. No me escandaliza, ojo, que uno es muy moderno, pero sí que me choca comprobar que hoy o te haces la foto pensando en que te acabarán contratando en una agencia de modelos o no eres nadie. Es algo generalizado, sobre todo en las chicas. Miradas picaronas, gestos sugerentes, posturas provocativas… Un paraíso para mentes enfermas, para pederastas y violadores. Disfrazarse en estos lugares es bien sencillo, tanto para el que pone la foto como para el que la disfruta, porque ya se sabe que aquí lo de la identidad es lo de menos. El problema es que raramente se queda ese deseo o ese abuso encarcelado en la pantalla del ordenador. Eclosiona, explota, escapa y ensucia la realidad de deshechos demasiado pestilentes.
Una de las primeras cosas que nos enseñan nuestros padres es que no se habla con desconocidos, un conocimiento que si bien parece simple está resultando ser más importante y necesario de lo que se piensa. Ninguna persona con un mínimo de cabeza ofrecería sus datos a voz en grito en la Plaza de España, y sin embargo son miles las que lo hacen por Internet, sobre todo adolescentes, lo cual demuestra, entre otras cosas, que ese supuesto control de las nuevas tecnologías no es real entre las nuevas generaciones, o al menos no es un control seguro y fiable.
Como queda demostrado en el estudio La alquimia de las multitudes, no es cierto que los jóvenes se muevan por Internet como pez en el agua. Se manejan en Facebook y Tuenti, en Messenger y poco más, y los resultados no son muy esperanzadores. Abusos, amenazas, robos de información e, incluso, violaciones. La red está funcionando como un mecanismo desinhibidor de las pulsiones sexuales en donde se puede encontrar todo aquello que se desea. Son tiempos de descargas, y lo mismo puede descargarse un disco de música, un libro o una película que las fotos de una jovencita o de un jovencito en poses sensuales y sexuales.
En un mundo enmascarado como es el digital, en donde ya no hay barreras entre el yo mujer y el yo hombre, porque se puede ser lo que se quiera, llama la atención la ausencia de antifaces que protejan la integridad de los adolescentes. Vivimos en un supermercado globalizado en el que todo se compra y todo se vende, en el que el cuerpo se ha cosificado hasta niveles verdaderamente peligrosos. Los adolescentes están ofreciéndolo sin saber en realidad el alto coste de la oferta. Músculos, escotes, pectorales definidos, labios entreabiertos, largas piernas, abdominales imposibles… todo sin tapujos y a la entera disposición de quien quiera disfrutarlos… Puro carnaval a la entera disposición de quien lo quiera.

José María García Linares (15/02/2010)

1 comentario:

Juan G. Marrero dijo...

El CARNAVAL es una fiesta maravillosa y necesaria…Pero, como dices tú tiene su parte peligrosa…Los chicharreros están enfadados porque los de TV Cuatro han hecho un reportaje sobre la zona oscura del Carnaval de Santa Cruz… y tienen razón, porque siempre habrán zonas oscuras en todo, en las personas, en las fiesta, pero no es el todo…Me quedo con la descripción que haces …Además, el Carnaval es necesario para descargar toda nuestra energía, ya sea positiva o lacra que hemos acumulado…Eso si, con moderación….