Siempre he sentido debilidad por Peret. Sus
canciones serán mejores o peores, más puras o más impuras, pero tienen un ritmo
que no te digo hasta por dónde se te mete. La guitarra alevantada, porque aquí
la ‘a’ es obligada, el baile de pantorrillas, los pantalones de campana, los
palmeros por detrás… Un despliegue de gracia y salero. Y qué me dices, lector
rumbero, de ese dedo señalándote al compás, como diciéndote “oye, que esto es
pa ti”. Qué duende, quillo, qué arte.
Y me tengo que acordar aquí de una canción de Peret
a raíz de los resultados de las elecciones andaluzas. La letra, más o menos,
decía “Me pediste un voto / me pediste un voto/ a la orilla del mar. / Como no
te lo daba, / y, como no te lo daba, / te pusiste a llorar.” Este Arenas, como
bien dice un amigo mío, pierde hasta cuando gana, y eso que iba a sacar la
mayoría absoluta y que las encuestas vaticinaban una diferencia de unos 14
puntos que, finalmente, no fueron más que uno.
Total, que ayer fue otro de esos días en los que
todo el mundo había ganado unas elecciones. Los socialistas, los populares, los
izquierdistas y los de Rosa Díez. Hasta los abstencionistas estaban de
enhorabuena, esta vez con unas cifras dignas, al menos, de una reflexión seria
y sosegada por parte de la curia política. Qué verdad es que el que la hace la
paga. La formó Zapatero atacando con los recortes a las clases medias y nunca
se lo perdonamos. Ahora Rajoy ha hecho lo propio y, mira tú por dónde, ha
perdido en Andalucía medio millón de votos, más los que decidieron ni votar, en
cuestión de meses. A él se le ve poco, pero el plumero lo tiene expuesto en
todos sitios. Los ciudadanos vieron que, nada más ganar las elecciones, puso en
práctica todo lo contrario a lo que prometió. ¿Por qué no iba a ser ahora
igual? El PP pospuso la aprobación de los presupuestos generales del Estado
para, una vez Andalucía vestida de azul, como la muñeca, hacer nuevamente lo
que no habían dicho. Y esa reforma laboral apadrinada por la OCDE…
Ay, Arenas, si es que no quisiste ni ir al debate,
de lo creído que te lo tenías. Con lo bien que te hubieran tratado en Canal
Sur, allí con tu copita de fino, tu María del Monte, tu bandera del Betis.
Claro, fueron los izquierdosos a debatir ellos solos, y también se te vio a ti
lo que no se te tenía que haber visto. En fin, nuestras cosas. Cómo es posible,
decían ayer en las radios, que después de lo de los ERE vuelva a ganar allí la
izquierda. Pues por la misma razón que, después de lo de Camps o Matas, gana en
Valencia y aledaños el PP. Semos diferentes, que cantaban Sabina y Torrente.
Está ya la Semana Santa detrás de la puerta y en nada los ánimos se calman con
el olor a incienso y calamares fritos. El Gran Poder, La Soledad, La Macarena…
Todo el mundo junto y caminando por la misma senda. Ole, ole y ole, la Blanca
Paloma (que también está al caer, en dos meses o así), con su polvo y su
camino, sus hermanos de derechas y de izquierdas, su verja y su Pantoja.
Dicen que va a llover el jueves y el viernes santos.
Falta tenemos. Como no sigan cayendo lágrimas en las arenas nos vamos a
asfixiar, aún más, este verano.
José María García Linares (27/03/2012)
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