lunes, 26 de julio de 2010

SE CIERRA EL CHIRINGUITO


Estaba indeciso. No sabía si hacerlo o no. Al final, la levantera me ha iluminado y he tomado la decisión de cerrar el chiringuito durante el mes de agosto. Qué chorreones me están cayendo hoy mientras esto escribo, virgen santa. Va la gota descendiendo entre los michelines como si de un parque acuático se tratara, curva por aquí, looping por allá, y venga a darme con el kleenex como hacen las folclóricas cuando les suda el escote. En fin, un despropósito.

Y lo cierro por la salud mental de mis lectores, siempre ellos por delante, como debe de ser. Por ellos, que me paran por la playa para decirme que me siguen todos los lunes, que si soy yo el del periódico, que hay que ver lo guapo que sales en la foto y que cómo te pareces a tu padre. A todos ellos, muchísimas gracias. Porque uno escribe, al fin y al cabo, para que lo lean, por mucho que les pese estas palabras a algunos siesos del mundo de las letras. Si no tuviéramos detrás a tanta gente esperando nuestros pareceres, nada de esto tendría sentido. Podríamos dejar estas columnas en un cajón, que acabarían pudriéndose y muriendo de silencio. Sin embargo, son muchos los que dedican un ratito el lunes por la mañana para leerme en papel, en la página del periódico (www.diariomelillahoy.com) o en mi blog personal (www.periodicoenelcafe.blogspot.com), y eso te alegra la vida, o al menos me la alegra a mí.

Voy a estar unos pocos domingos, cuatro para ser exacto, levantándome y desayunando sin agobios, porque a mí me gusta escribir la columna el domingo por la mañana, con el café delante. Ni antes ni después. Soy excesivamente cuadriculado, y aunque la tenga escrita en mi cabeza desde el jueves o el viernes, no la redacto hasta ese momento. Así que hoy, que he amanecido acalorado, de postmoraga (sí, otra vez), hidrópico de sangría y humedad, me he dicho, chacho (esto se dice mucho en Canarias), para un poquito que esto no hay quien lo aguante. En vez de sentarme el próximo domingo a escribir, me podrán encontrar ustedes andando por la playa, uno de esas obligaciones que acaban convirtiéndose en placeres, que es también una forma de escribir con la arena el propio tiempo, incluso el propio deseo.

Así que no hay más que hablar. No ha sido tan difícil. Qué comprensivo que eres, lector, y qué generoso yo que voy a achantarme el pico para que puedas relajarte mientras te tomas tu tostada el lunes a primera hora. Si al final esto va a ser como una hermandad, tiempo al tiempo. Hoy iba a hablar sobre las Oposiciones de Enseñanza, fíjate, otra vez con el temita. Gente con un nueve y pico de nota se va a quedar sin plaza porque los dinosaurios de las listas de interinos y sustitutos se las arrebatarán por la experiencia laboral. Claro, no se dice si por la buena o la mala experiencia, que bien que habría que abordar ese matiz. Otro hachazo más al conocimiento. Otra vez los contenidos por debajo de no sé qué historias. Pasa en las aulas y, por lo que se ve, en los tribunales. A ver cuándo se dice en voz alta que esta práctica es, o debería ser, inconstitucional, que una persona de veinticuatro años no puede competir con otra de cuarenta cuando el punto más importante de una oposición es los años que se llevan trabajados. Qué injusticia. Es como para echar el cierre y tirar la llave. Total, que tengo que parar de hablar. ¿Lo ves? Necesito un descanso como el comer. Hasta septiembre.

José María García Linares (26/07/2010)