Llega diciembre y nuestras
vidas se convierten en oraciones condicionales. “Como me toque la lotería va a
ir a trabajar Rita la cantaora”, “Como el 22 me toque el gordo, mando a mi jefe
a tomar por…” o “Si tengo suerte, a partir de mañana no madrugo”. Todo se nos
llena de deseos, de hipótesis, de conversaciones inexistentes dentro de
nuestras cabezas en las que decimos, por fin, lo que no podemos pronunciar
porque, oh Fortuna, nunca nos toca el Gordo de Navidad. De todas maneras, lo de
dejar de ir a trabajar ya no es cuestión de que tu décimo resulte premiado. A
poco que te descuides te vas a la calle y, encima, con una indemnización de
mierda. Incluso vas a tener la oportunidad de no cansarte de tu superior porque
apenas tendrás que trabajar más de cuatro horas al día, con esos miniempleos
tan 2012 y tan europeos. ¿Se referirían a esto los mayas cuando hablaron del
fin del mundo? Míralos, con sus taparrabos y sus caras pintorrejeadas, y qué
lucidez para llamar a las cosas por su nombre. ¿Huracanes? ¿Maremotos? ¿Cuerpos
celestes en plan Armagedón? Según los expertos se trata de un meteorito que
viene de la galaxia OCDE, un sistema planetario a años luz de la justicia y del
respeto por el trabajador, y que va a aplastar nuestras posibilidades de progreso
y de mejora. Los andaluces que no se preocupen, a ellos no les afecta nada que
tenga que ver con avanzar y superarse, según Cayetano Martínez de Irujo. Están
muy ofendidos por las palabras de este señorito de derechas, terrateniente
conservador, noble, de estos que históricamente han tenido sometido a los
campesinos, explotados, casi esclavizados, sin derechos y sin un jornal digno y
justo. Claro, por eso nadie se extraña de que en dicha Comunidad Autónoma haya
ganado un partido de izquierdas las elecciones municipales y generales que,
como se sabe, es el que defiende al campesinado y al currante… ¿o no ha sido
así? “Deshe luego, Antonia”, que dirían los Morancos.
Ay,
Virgen Santísima del Socorro, ¿qué les pediremos este año a los Reyes? Lo que
pedirá Urdangarín más o menos lo sabemos. Su carta ha salido en los medios de
comunicación. Qué falta de respeto. Así no hay forma de mantener la ilusión. La
mía, desde luego, no se la enseño a nadie, nada más que a mi mujer y a mi
madre, y que ellas se encarguen de transmitir mis humildes deseos. Mis alumnos
de Primero de ESO, confundiéndome por mis pelos y mi barba con Gaspar, me han
pedido un aprobado. Qué inocentes y qué monos. Les repetí las mismas preguntas
en la recuperación y además les chivé otras tres, con lo que, con una semana de
antelación, disponían de siete preguntas de diez. ¿Imaginas, lector, el
resultado? Exacto. En estos días de evaluaciones, turrones, regalos y cartas,
yo me estoy acordando como nunca de su majestad el rey Herodes. Cosas de la
vida de enseñante, ¿verdad? Me decía unos días atrás un amigo mío que en un
instituto de la Península un quinceañero intentó violar a una profesora y que
la medida tomada por las autoridades ha sido trasladarla a ella de centro. Cómo
se relaciona todo, es fascinante. Resulta que en Chile, si te toca la lotería,
te está tocando la polla… ¿Comprarían alguna participación alumno y profesora? No
seguiré por aquí… A lo nuestro. Seguro
que estaría provocando, la muy buscona. Los menores no tienen maldad, ya lo
sabemos. Si le han tocado las tetas es porque las llevaría muy levantadas…
Luego dicen que los funcionarios españoles son improductivos. Qué manera de
motivar a la chiquillería.
En
fin, lector. Iba a desearte que te tocara la lotería, pero para serte franco,
prefiero que me toque a mí. Así que te deseo toda la salud del mundo y unas
felices fiestas con los tuyos.
José María García Linares (19/12/2011)
3 comentarios:
A mí me repugna ver a los premiados de la lotería lanzar champán. ¿Envidia? No, todo lo contrario: aborrezco esta inquietante facilidad con la que el vulgo se acontenta con el dinero, supuesto reducto de felicidad duradera.
Me parece triste que en la tradición popular del país los que ganen la lotería sean una suerte de héroes azarosos. La concepción de que sólo se trabaja para pagar gastos es deprimente, ¿no? Por mucho dinero que yo tuviera, necesitaría muchísimo para aprender; como profesor, sin ir más lejos.
Que no nos toque la lotería, pero que sí tengamos buena salud. Saludos. ;)
Mi mujer es la que tiene más suerte porque simepre le toca el gordo.
Con respecto a tu artículo... GENIAL. Siempre eres genial.
Pedro J. Bueno
Como siempre, GENIAL, DIVERTIDO, DESGARRADO y FANTÁSTICO.
UN abrazo.
Pedro J. Bueno
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