A partir de ahora podrás leerme en www.josemariagarcialinares.blogspot.com. Anímate y ven a leerme.
Un abrazo a todos.
Periódico en el café
Publicación de mis columnas que aparecen semanalmente en los diarios Melilla Hoy y Canarias Ahora
viernes, 18 de octubre de 2013
martes, 2 de octubre de 2012
AVISO PARA NAVEGANTES
Este blog continuará en activo. Seguiré colgando algunos textos pero ya sin la obligación semanal. Un saludo a todos y gracias por vuestras lecturas.
DESPEDIDA
Hoy aprovecho este espacio para despedirme de ti,
lector amigo, lector fiel. Con estas palabras voy a poner fin a cuatro años de colaboración en el Melilla Hoy en los que, no te miento, me lo he pasado francamente bien. Precisamente es ese el
motivo, que en los últimos tiempos ha pasado esta columna de ser un
divertimento a convertirse en una obligación más de mis cargadas tardes de
lecturas, correcciones y escrituras. Todo tiene su momento y todo tiene su
encanto, hasta que deja de tenerlo.
Te confieso también que empiezo a estar aburrido de
la actualidad. Crisis, crisis y más crisis. Incluso meterse con el Partido
Popular ha dejado de tener gracia, convertido como está en un estado de ánimo
mayoritario y depresivo más que en un partido político. La sinrazón, el
embuste, la ignorancia, la cara dura, la tomadura de pelo, la altanería y la
ridiculez han emprendido una batalla atroz contra el sentido y el significado
real de la dignidad y de la vida tan ramplona (la batalla), simplista y
estúpida que este que te habla, lector, prefiere volver a dedicarse a sus
cosas, a huir de los argumentos infantiles, a buscar el sosiego en otros
menesteres. Creo que estoy empachado, simplemente. Escribir en el periódico se
me ha convertido, lamentablemente, en un trabajo, que además no está remunerado,
salvo por las palabras de cariño que tú, lector, me has dedicado por la calle o
en las redes sociales.
No tengo mucho más que decirte. Gracias por tus
lecturas, por dedicarme cada lunes, al principio, y cada martes, años más
después, un espacio en tu mañana, en tus quehaceres y en tu vida. Seguro que
coincidiremos alguna vez en el futuro en alguna que otra página puntual, en
algún muro digital, en alguna bitácora electrónica. Hasta entonces, te deseo lo
mejor y que sigas leyendo con el interés con el que me has leído a mí.
José María García Linares (02/10/2012)
INAUGURACIÓN
Tiene guasa que el príncipe Felipe haya declarado en
la inauguración del curso escolar en un colegio toledano, acompañado del
ministro Wert, que es “preciso trabajar continuamente en el incremento de la calidad de nuestra
formación y en que ésta se extienda cada vez más y con mayor profundidad”.
Qué manera de chotearse del personal. La verdad es que lo que diga o deje de
decir la familia real importa cada vez menos, conscientes como somos de que sus
palabras vienen impuestas o recomendadas por otros, pero habría que exigirles
un poco más de honestidad y respeto viviendo los momentos que vivimos. Con
todos los recortes habidos y por haber en la enseñanza y con tus infantitas en
un colegio privado, es ganas de dar que hablar y de que la opinión pública te
ponga a caer de un burro. Por supuesto que cada uno puede llevar a sus hijos a
donde buenamente quiera, faltaría más, pero después hay que ser coherente con
esas decisiones y no predicar aquello que no quieres ni para ti ni para los
tuyos. En fin. Hablando de incoherencias, junto a Wert y los príncipes estaba
una felicísima Cospedal, orgullosa de que las medidas de ajuste no hubieran
cruzado esa línea roja de la sanidad y la educación de la que hablaba hace más
de nueve meses. Tiene su gracia esta señora. Ahora ha propuesto que los
políticos no cobren, ella, que gana tres sueldos. De traca.
El curso escolar lo he inaugurado yo esta mañana con mi
tostada de aceite y mi café con leche, sin reírme de nadie y sin engañar a la
buena gente. Nos hemos sentado mis alumnos y yo, nos hemos presentado y nos
hemos visto otra vez allí, más apretujados, sin libros de texto, sin
presupuesto para fotocopias y sin suficientes ejemplares para todos de la
lectura del trimestre. Según Wert la situación no exactamente como nosotros la
contamos, que somos unos exagerados. La calidad educativa, dijo hace unos días
mientras colocaba a su esposa en TVE1, está garantizada. Basta con darse una
vuelta por los centros públicos de enseñanza para ver que calidad y cantidad
van de la mano, es decir, cuantos más profesores haya más servicios se pueden
ofrecer. Es tan evidente que ni merece la pena insistir en ello.
En estas últimas semanas he estado leyendo algunos textos
sobre la crisis y el mundo que nos espera. Coinciden en señalar que un Estado
que no invierte en los más jóvenes está condenado al inmovilismo, al
enquistamiento. De todos, los más divertidos e hirientes son Posteconomía. Hacia un capitalismo feudal,
de Antonio Baños, y Simiocracia y Españistán, ambos de Aleix Saló. El de
Ernesto Ekaizer, Indecentes. Crónica de un atraco perfecto, es
escandaloso.
Así que España no está para inaugurar nada, sino para
reparar lo estropeado. Y si el destrozo es tan inmenso que no hay arreglo
posible, mejor será cerrar el pico y no caer en lugares comunes que ya no se
cree nadie. No hace falta dar una imagen de normalidad. Sabemos perfectamente
dónde estamos. Quizá sea ese el problema. Los últimos datos aportados sobre el
patrimonio de la clase política sugieren que quienes nos gobiernan viven en un
mundo distinto, a salvo de los envites del paro y la desesperanza. Posiblemente
ignoren las condiciones en las que viven millones de ciudadanos. y Cuando la
desgracia no la vives en carne propia…
José María García
Linares (18/09/2012)
miércoles, 12 de septiembre de 2012
LA FIAMBRERA
Estaba yo imaginándome a Esperanza Aguirre
apoltronada en un sillón del Eurovegas, con su puro y su copita de aguardiente,
victoriosa, haciendo chascarrillos con el magnate Adelson sobre las leyes que
se habían saltado para poder estar allí cascando la mar de bien, cuando la
realidad, el día a día, se ha impuesto a golpe de tupper y ha terminado
ajustando cuentas con mi ácida fantasía. Una madre llorosa e indignada le
lanzaba ayer una fiambrera vacía a la presidenta de la comunidad de Madrid en
la inauguración del curso escolar como queja ante los recortes que están
haciendo muy difícil la vuelta al colegio. Se acabaron las ayudas para los
libros, para el transporte escolar, para los comedores, es decir, para casi
todo.
En este país
hemos acostumbrado muy mal a las familias en dos cuestiones fundamentales. La
primera, que todo lo referido a la educación debe ser gratis. Hay dinero para
unas zapatillas, para la tarifa plana de internet en el móvil del crío, para un
ordenador portátil, pero no lo hay para los libros de texto, y por eso se han
estado regalando, parcialmente, tanto a quienes podían pagarlos como a quienes
no, en vez de garantizarle la totalidad del material a aquellos que no podían
permitirse su adquisición. Y en segundo lugar, las familias se han acostumbrado
también a que desde por la mañana hasta bien entrada la tarde, la institución
escolar se encargara del cuidado de sus hijos. Se les daba el desayuno, la
comida y la merienda. Hasta la siesta se ha llegado a hacer en los centros de
enseñanza. Ayer se recogían testimonios en los medios de comunicación realmente
asombrosos, si los analizásemos con sesera y con calma. Varias madres, incluso
especialistas, clamaban porque el almuerzo en el colegio era, posiblemente, la
única comida en condiciones que los chicos y chicas hacían a lo largo del día.
Cómo iban a llevarse ahora los estudiantes el tupper con los macarrones fríos a
la escuela, cómo no iban a tener, al menos, una comida caliente al día…
Más allá de que se pague o no la comida de los
colegios, más allá de que lleven el filete empanado y correoso en la
fiambrerita, lo terrible de la situación, al menos desde el humilde punto de
vista de quien esto escribe, lo realmente dramático es que se pelee no para que
el niño pueda comer en su casa, sino para que lo haga en la escuela. Es decir,
hemos interiorizado que nuestros hijos tienen que comer en los colegios, y
además de forma sana, sin bollería industrial, fritos ni chuches, que tienen
que educarse en el colegio, que tienen que descansar en el colegio y que tienen
que solucionar sus problemas en el colegio. Evidentemente no lo hacen porque
sus padres no quieran tenerlos a su lado (aunque son muchos ya los casos en que
sí que es así). Los niños comen lejos de sus familias porque en este país no se
hace nada para conciliar la vida laboral con la familiar. Miles de chicos
crecen solos, se hacen adolescentes solos, aprenden a vivir solos y acaban
convirtiéndose en desconocidos para sus progenitores. Basta ver el horror que
la mayoría de padres y madres sienten con la llegada de las vacaciones. Si de
ellos dependiera, jamás habría periodos vacacionales.
Recuerdo que mi madre me preparaba la fiambrera
cuando íbamos de excursión a los pinares de Rostrogordo. Era un día especial.
La ausencia de mis padres hacía la jornada extraordinaria. No te vigilaban, no
te azuzaban para terminarte las lentejas, no ten mandaban sentarte a hacer la
tarea. No quiero ni imaginarme cómo será la vida de un chaval cuando lo extraordinario
sea comerse las mismas legumbres pero en compañía de su familia.
José María García Linares (11/09/2012)
miércoles, 5 de septiembre de 2012
VISIONES
Mientras subía ayer por la mañana la cuestecilla del
instituto, sentí de repente una cosa en la barriga y me dije, lo dejo, estoy
harto. Fue una especie de iluminación, a lo San Pablo, pero sin caballo. Estaba
el cielo despejado, no corría una mota de aire, y sentí que el color azul de la
vida me ayudaría a salir de las obligaciones del presente, incluso de las del
futuro. Te diría, lector, que hasta de las del pasado. Ya no escribo más esas
columnas, me dije, total, a quién le importa lo que tengas que aportar en un
país en el que ya no se puede decir nada que no sea recorte, rescate o
economía, palabras de las que también he hablado yo, siempre sin criterio, por
supuesto. A ver quién te has creído tú, funcionario empobrecido y recortado, ni
que fueras Mario Conde, Ana Rosa Quintana o María Antonia Iglesias. Lo que son
las visiones milagrosas y las revelaciones del más allá, que hasta me indigné
porque jamás tendría una silla de tertuliano en El gato al agua o Qué tiempo
tan feliz.
Sin
embargo, conforme fueron pasando las horas y fui poniendo nuevamente los pies
en la tierra, y sobre todo en el instituto, todo se volvió mucho más relativo.
Como este año no vamos a tener los profesores tiempo para nada con tanto
aumento de horas y recortes de plantillas, aproveché un ratito para dejar ya
puestas las notas del próximo junio, y así sentirme nuevamente de vacaciones.
He tenido unos resultados fantásticos, y hasta casi todos los alumnos me han
aprobado la PAU de 2013. Fíjate, lector, que va a ser verdad que con menos
recursos podemos hacer más cosas. Sólo de esta manera podremos sacar a España
del atolladero, nos dicen, y uno, que es un patriota, se ha puesto manos a la
obra. Como será la cosa que si hace cuatro meses te ibas al Mercadona con 50
euros y te traías tus cositas, ahora con 25 tienes hasta que llevarte el coche
para poder cargar con la compra, de la cantidad de productos Hacendado que
puedes conseguir. Con menos dinero compras más, ¿verdad? Y si no que se lo
pregunten a Sánchez Gordillo.
Hay
que ver la vida en positivo, como me dijo un viejo amigo afincado en Suecia,
recién operado de la vesícula, y casado con un pedazo de sueca de esas de las
películas de Pajares, rubísima, guapísima y de ojos azulísimos (un encanto, por
cierto). No puedes ser tan crítico, tan pesimista, tan negativo. Claro, te lo
dice así, tan suecamente, que incluso dudas. Acostumbrado a vivir en un país
normal, se ha olvidado prácticamente de sus orígenes hispanos, es decir,
bárbaros. Lo que ocurre es que a mí, si no es para criticar o sacar los
colores, no me gusta decir nada. La Peri Rossi escribió en uno de sus poemas
que es “de vino triste”. Yo soy de aguardiente hijoputa, y contra eso no se
puede hacer nada. Así que, saliendo del instituto, me he vuelto a dirigir la palabra
y me he dicho, oye, no te quejes tanto que tienes un espacio para ti en el
periódico, sin cobrar como un buen español, y a salvo de compañías como la de
Alfonso Rojo y sus chistecitos rancios de derechas. Anímate y escribe la
columna.
Cómo
habrá sido de intenso este segundo hostiazo pauliano, que escribiendo la
primera versión de la columna, se me ha bloqueado el ordenador, lo he perdido
todo y me he puesto a escribirlo otra vez, con más ganas que antes (esto es una
licencia poética). Había cosas en la otra versión que me hubiera gustado
repetir aquí, pero ahora no me cuadran. Así que hablaré de ellas en otra
ocasión porque ahora va a empezar la nueva ventana de la cadena SER. Ay,
Francino, si te acordaras de mí y me llamaras…
José María García Linares (04/09/2012)
domingo, 29 de julio de 2012
DESCANSO
Queridos lectores, hasta septiembre me mantendré ausente. Gracias por vuestra fidelidad, lecturas y comentarios. Hasta entonces. Un abrazo a todos.
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